Si alguna vez te has preguntado qué es esa crema que acompaña algunos postres clásicos como un bizcocho, una tarta de manzana o incluso unas frutas, aquí tienes la respuesta: la crema inglesa.
Una preparación sencilla, pero que tiene su punto, y que una vez dominas, hace que cualquier postre mejore en sabor y textura.
En My English School, además de ayudarte con los cursos de inglés presenciales, también compartimos contenidos útiles y curiosidades, como esta receta para preparar crema inglesa en casa de forma sencilla y con ingredientes básicos.
Historia de la Crema inglesa
La crema inglesa es una receta con mucha historia, aunque su nombre pueda llevar a confusión. Ya en 1828 aparece una versión muy similar en el libro El cocinero real, bajo el nombre de “crema francesa”.
Más adelante, el chef Escoffier, chef ganador de 3 estrellas Michelín, la perfeccionó durante su estancia en Inglaterra, ajustando su textura para convertirla en la crema suave y delicada que hoy conocemos.
Desde entonces, la crema inglesa se ha convertido en un clásico para acompañar postres de todo tipo.
Ingredientes
Para preparar una crema inglesa, necesitarás lo siguiente:
- 500 ml de leche entera
- 5 yemas de huevo
- 100 g de azúcar
- 1 vaina de vainilla (o una cucharadita de extracto de vainilla, pero si tienes la vaina, mejor)
Cantidades (para 4 personas aprox.)
Con esta receta debes tener en cuenta cuántas raciones de crema inglesa obtendrás:
- Sale suficiente crema como para acompañar unas 4 o 5 raciones de postre.
- Si quieres más, puedes doblar las cantidades sin problema.
Tiempo total
- Preparación: 10 minutos
- Cocción: 15 minutos
- Total: 25 minutos
Cómo hacer crema inglesa paso a paso
Si ya tienes los ingredientes preparados, es momento de comenzar con la elaboración. La crema inglesa requiere algo de atención durante la cocción, pero siguiendo los pasos con cuidado conseguirás una textura suave y un sabor equilibrado.
Infusiona la leche con vainilla
Pon la leche en un cazo a fuego medio. Abre la vaina de vainilla a lo largo y raspa las semillas con la punta del cuchillo. Échalas en la leche junto con la propia vaina. Calienta hasta que empiece a humear, pero sin que llegue a hervir. Luego apaga el fuego y deja infusionar unos minutos mientras sigues con el resto.
Mezcla las yemas con el azúcar
En un bol grande, bate las yemas con el azúcar. No hace falta montar, solo que quede bien mezclado y el azúcar empiece a disolverse.
Añade la leche poco a poco
Retira la vaina de vainilla del cazo. Vierte la leche caliente poco a poco sobre la mezcla de yemas y azúcar, sin dejar de remover con unas varillas. Esto es importante para que las yemas no se cuajen de golpe.
Cocina la mezcla
Vuelve a poner toda la mezcla en el cazo, a fuego muy bajo. Ahora toca tener paciencia: remueve sin parar con una cuchara de madera o espátula a ritmo lento. La clave está en que la crema inglesa no debe hervir nunca.
Sabrás que está lista cuando espese ligeramente y al pasar el dedo por la cuchara, la marca quede limpia.
Cuela y enfría
Pasa la crema inglesa por un colador fino para eliminar cualquier posible grumo. Después, tápala con film transparente pegado a la superficie (para que no haga costra) y deja que se enfríe a temperatura ambiente. Luego, guárdala en la nevera.
Recomendaciones para preparar una buena crema inglesa
Si en algún momento la preparación se complica un poco o quieres aprender más, aquí tienes algunos consejos prácticos para que tu crema inglesa salga perfecta o puedas corregir pequeños errores sin problemas:
- Si se te corta un poco (pasa hasta en las mejores cocinas), puedes intentar salvarla batiendo con energía o pasándola por la batidora de mano.
- Puedes sustituir parte de la leche por nata si la quieres más cremosa.
- Acompaña con frutas, bizcochos, brownies… o incluso úsala como base para un helado casero.
El secreto de la crema inglesa
La crema inglesa es una preparación clásica en la repostería, con origen francés pero muy presente en la cocina tradicional de aquí. No debe confundirse con las natillas, aunque comparten ingredientes. Lo que la diferencia de las natillas es que no lleva almidón ni harina, y su textura es mucho más ligera y fluida.
Muchas veces se usa para acompañar postres o como base para otras elaboraciones, como helados o mousses. Lo mejor de hacerla en casa es que puedes ajustar el punto de dulzor, la intensidad de la vainilla o incluso darle un toque cítrico añadiendo un poco de ralladura de limón. Todo dependiendo de tus preferencias.
Puedes incluso realizar la receta en el idioma original, esto te ayudará a aprenderte las comidas en inglés y conocer este vocabulario te abre muchas puertas.
En resumen, si te gusta la repostería, saber cómo preparar crema inglesa es uno de esos básicos que deberías tener dominado. Y una vez pruebas una casera, ya no vuelves a las industriales. Además, es la excusa perfecta para comenzar una conversación en inglés, dando a conocer algunas de las recetas típicas del idioma de Shakespeare.